miércoles, 20 de octubre de 2010

El mar ...

Ella camina sola, sin nadie a quién escuchar, sin nadie a quién hablar. Simplemente camina pensando, simplemente, vaga por la ciudad.

La ciudad se torna gris, igual que su corazón. Ella quiere gritar, poder contarle al cielo lo que siente en su interior... El dolor le mata mientras camina, con la sonrisa olvidada, el alma rota y los ojos cansados de tanto llorar.

¿Cuántos golpes aguanta un corazón? ¿Cuánto soy capaz de aguantar? se pregunta mientras avanza hacia el acantilado, mientras se acerca al mar.

Tu cuerpo era mi castillo, allí me sentía tranquila, allí me sentía en paz. Tu boca era mi sueño, tus labios, mi dulce despertar, con ellos me hacías olvidar, me hacías sentir especial. Tus ojos eran mensajeros de felicidad, en ellos reflejabas nuestra complicidad...

Ya no te siento conmigo, ahora ya no estás. Ahora que no te tengo, ya no quiero vivir más.